Malcolm Gladwell, el über planner

Siempre dudé de Malcolm Gladwell, lo confieso.

El estereotipo “best seller de aeropuerto” me cegó y me hizo tirar al autor canadiense de un solo trancazo en esa categoría borrosa que se encuentra entre la autoayuda y los libros de negocios. Eso fue hasta que un día, buscando que escuchar en Audible.com, decidí probar con Blink y ver, ya sin sesgos y prejuicios, qué onda había con él.

La sorpresa no pudo ser mayor. No sólo Malcolm escribe bien, sino que lo hace sobre temas realmente fascinantes, cuidando eso sí, documentarse de la manera más seria y profesional posible.

Sus libros son, en consecuencia, una colección de anécdotas e historias redactadas para hacernos pensar, convencido como está el autor de que “todo y todos tienen algo que contar”.

Es así que, por ejemplo, te tropiezas con las historia de Shirley Polykoff e Ilon Specht, dos mujeres del mundo de la publicidad, que saltaron a la fama por la forma en la que hicieron relevante el tinte de pelo a mediados del siglo pasado. Polykoff fue primero, con su campaña “Does she or doesn’t she? only her hairdresser knows for sure” para Miss Clairol. Specht la siguió algunos años después, en los 70’s, con la campaña para L’Oreal “Because I’m worth it”. Ambas historias, que a priori pueden lucir triviales o banales, terminan haciéndote reflexionar sobre el tránsito que las mujeres de esos años hicieron desde la vulnerabilidad hasta la fortaleza, mostrando cómo los antecedentes de las dos redactoras ayudaron a dar forma a sus ideas y a canalizar en sus mensajes el clamor cultural y social del momento. Tengamos en cuenta que ambas campañas buscaban eliminar el estigma asociado al tinte de pelo, según el cual, toda mujer que lo usara podía ser calificada de promiscua o, peor aún,  prostituta. Pero quizá tan importante como lo anterior, es la reflexión sobre el valor que la publicidad y los productos tienen en la construcción de nuestras identidades. En palabras de Gladwell:

¿Por qué Shirley Polykoff e Ilon Specht son importantes? Esta parece una pregunta cuya respuesta fácilmente puede hallarse en los detalles de sus campañas. Ambas fueron redactoras brillantes, que lograron plasmar en apenas una frase las sensibilidades feministas de su época. […] Pero en cierta forma, sus historias son sobre algo mucho más grande que eso: son sobre las relaciones que tenemos con los productos que compramos, y sobre la lenta realización entre los publicistas, de que a menos que éstos entiendan las particularidades psicológicas en esa relación – a menos que éstos puedan dignificar la transacciones del día a día brindándoles significado – no podrán nunca alcanzar al consumidor moderno. (Gladwell, 1999, p. 90)

Historias como la anterior las hay por decenas en las páginas de cualquiera de los libros de Gladwell. Puede demostrar, usando como eje la historia del músico Etíope – Americano Kenna, que a veces preguntar a los consumidores qué les gusta no es, necesariamente, la mejor forma de darles lo que quieren. Y ojo que no es solo la historia del músico. Detrás de ésta, o mejor, sobre ésta, Gladwell lanza postulados teóricos extraídos de trabajos de connotados psicólogos como Gary Klein o Sheena Iyengar, por citar apenas a dos que me son familiares. Así como esa, repito, muchísimas más.

Usé de título una expresión un tanto ambiciosa, pero después de leer lo escrito hasta acá, me he convencido más: Gladwell es una suerte de planner arquetipal, el über planner.  Su curiosidad y su meticulosidad son ejemplo preciso de aquello que debe definir la conducta de un planner. Pero más que eso, lo es su enorme capacidad para traducir sus hallazgos periodísticos en historias que te deleitan y te hacen pensar sin parar. Esa combinación, la de data relevante traducida en relatos que invitan a la reflexión, es el objetivo que todo buen planner debería aspirar a alcanzar.

Cierro con una cita del mismo Malcolm que expresa, bastante mejor, todo lo que he querido decir en el post.

El éxito de mi escritura no está en persuadirte. Su éxito o su fracaso está en la fuerza y habilidad que tenga para involucrarte, para hacerte pensar, para ofrecerte una mirada dentro de la cabeza de alguien más, aún cuando al final concluyas que no quieres estar dentro de la cabeza de otra persona

Ya llevo leídos Blink, Outliers y estoy casi terminando What The Dog Saw. Me falta The Tipping Point  y de ahí, probablemente salte a la revista The New Yorker  en donde escribe regularmente desde 1996.

Si te gusta el planning, o eres simplemente curioso, te sugiero que hagas lo mismo


Foto de la portada por Fotagenic en Flickr

0 Comments

  1. Cecilia Córdovasays:

    Rami, tal como dices, un día en un aereopuerto vi best seller “the tipping point” y me enamore de Malcolm, luego Blink mejor todavía, what the dog saw espectacular y también Outliers!! Los recomiendo todos amo locamente a Malcolm!! Saludos

  2. Hola Ceci, ¡gracias por la visita y el comentario!

    La verdad que yo de gafo no lo había leído antes. Es fascinante. Creo que es todo un ejemplo de lo que debe hacerse, no solo en escritura periodística, sino también y de algún modo, en publicidad. He conseguido sus relatos realmente inteligentes e inspiradores.

    ¡Un abrazo grande! y gracias nuevamente por pasar por aquí. Espero que tus cosas marchen de maravilla!!

  3. Valenposays:

    Rami yo lei the outliers y me gustaronnlas 3/4 partes me parece que esta mas del lado de la autoyuda de la cual no soy muy fan

    • Hola Valen, ¡gracias por tu comentario!

      Vieras que en Outliers yo no lo noté tan autoayuda como dices. Por el contrario, creo que la tesis del libro va más de la mano con la idea de que el éxito, tal como tradicionalmente se concibe (es decir, como si fuese producto del esfuerzo personal y la perseverancia) es un mito. Casi todo el libro consiste en ejemplos de como el entorno cultural juega un papel clave en los logros de los personajes que Gladwell analiza. Creo que es una idea interesante, casi hermana del determinismo ambiental de muchos conductistas. No sé si esté del todo de acuerdo con lo que plantea, pero reconozco que me da cierto placer que un autor tenga el coraje de afirmar que el éxito, lejos de ser producto de una combinación innata o genética de ciertos pocos elegidos, es consecuencia de una combinación de variables en las que el entorno y el azar tienen mucho que ver.
      Esa idea está, para mi, lejos de la autoayuda; y yo, como tu, no soy para fan de ella.
      ¡Gracias por el comentario y la visita!

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