Silencio

Everyone shines, given the right lighting.
For some, it’s a Broadway spotlight, for others, a lamplit desk.
Susan Cain 

Hace poco me tropecé con un libro fascinante, cuyo tema principal es la defensa de la introversión. Lo escribe Susan Cain, abogada egresada de Harvard, hija de inmigrantes israelíes, que hizo una brillante carrera en Wall Street para luego darse cuenta de que su vocación verdadera es la escritura.

Quiet Susan Cain

Quiet, the power of introverts in a world that can’t stop talking, explora la famosa dicotomía introversión-extroversión, analizando estos “tipos de temperamento” desde varias ópticas, pero manteniendo siempre su objetivo: defender el valor del silencio y la introspección en una sociedad que parece solo premiar a los gritones.

Muchas cosas me han llamado la atención del libro, pero en aras de mantener el blog relativamente alineado en contenido, me limitaré solo a comentar lo que Cain dice sobre Creatividad.

Dice la autora, en el tercer capítulo, que una gran variedad de estudios parece indicar la existencia de una alta correlación entre introversión y creatividad. Como toda correlación, desde luego, es importante aclarar que lo anteior no quiere decir que la creatividad es consecuencia de la introversión; sino que en un grupo de personas dedicadas a tareas creativas es bastante común encontrar un número importante de personas introvertidas.

La explicación a esta correlación está, primero, en los estudios que Cain cita de Jerome Kagan, uno de los psicólogos pioneros en el estudio de la introversión, quien identificó un patrón neurológico común entre personas introvertidas que consiste, valga la simplificación, en un sistema nervioso altamente sensible. Concretamente, la amígdala, una de las estructuras neurológicas que sirve entre otras cosas para procesar las emociones, reacciona con extrema facilidad a los estímulos, lo que hace a estas personas mucho más sensibles al mundo externo. Se trata, por lo tanto, de gente que no se siente cómoda en grandes grupos, que prefiere actividades de baja intensidad y que no es dada a expresarse de manera abierta salvo que se trate de conversaciones profundas o íntimas. Kagan usa el término “high reactive” para referirse a la gente con esta característica, afirmando además que dicha característica es bastante estable en el tiempo, por lo que niños “high reactive” seguirán siéndolo en la vida adulta.

Los estudios de Kagan permite identificar qué cosas no son del gusto de los introvertidos. Falta saber que es lo que prefieren. Es aquí donde encontramos una segunda explicación a la correlación introversión – creatividad. Cain cita los trabajos de la Dra. Eleine Aron (capítulo 6), también psicólogo, quien subida sobre los hombros de Kagan se dio a la tarea de profundizar sobre manifestaciones conductuales en personas “high reactive”. En sus estudios, Aron identificó una clara inclinación hacia actividades de corte artístico, una mayor tendencia a “soñar despiertos”, una elevada capacidad para identificar cambios sutiles en el comportamiento de la gente y, quizá más importante, una enorme capacidad para ser empáticos.

Como puede observarse, todos estos rasgos parecen caber perfectamente en la descripción de cargo de un creativo. Obviamente necesitamos de ellos una mayor sensibilidad a los estímulos y una mejor capacidad empática, que les permita, entre otras cosas, analizar con mayor detalle aquello sobre lo que trabajan y colocarse con mayor facilidad en la posición de los consumidores. Pero lo más importante es, que conocido lo anterior, es entendible el hecho de que sea probable (aunque no seguro) que muchos de los grandes creativos trabajando en nuestras empresas sean, en algún grado, introvertidos.

Un punto importante a destacar es que ser introvertido no quiere decir ser tímido. La timidez es miedo al intercambio social. No todo introvertido es tímido. De hecho, los hay bastante abiertos y sociales. La diferencia es que, puestos los introvertidos a elegir, preferirán casi siempre actividades de baja estimulación en contraposición a actividades de alta estimulación. Dicho en términos súper simples: el introvertido pasa más tiempo metido en su cabeza que afuera de ella (el extrovertido hace exactemente lo opuesto), por lo que siempre preferirá actividades que le permitan quedarse “adentro”.

Ahora bien, ¿a dónde quiero llegar con toda esta disertación sobre la introversión y la creatividad? Muy simple: quiero llamar la atención sobre el valor de estas personas en nuestra organizaciones. Y digo llamar la atención porque, tal como Cain dice de forma acertada, vivimos en un mundo construido por y para extrovertidos, donde aparentemente lo mejor que podemos tener es una altísima capacidad para interactuar, hablar sin pensar demasiado y aventurarnos en actividades altamente estimulantes (hablar en público, por ejemplo). No solo eso; valoramos tanto la idea de extroversión y socialización, que diseñamos los espacios de trabajo (y de estudio) con el objetivo de facilitar el intercambio social y la cooperación, ignorando muchas veces lo difícil o incómodo que esto puede ser para personas introvertidas. Es particularmente interesante, por cierto, la crítica que Cain hace a los “brainstormings”.

¿Qué recomienda Cain?

En primer lugar, hacer una “evaluación” para identificar, de la manera más confiable posible, cuántas personas en nuestras organzaciones son, en efecto, introvertidas.

En segundo lugar, construir ambientes que beneficien el trabajo de estas personas, cuyas características, como ya hemos visto, correlacionan altamente con el pensamiento creativo. Por ejemplo, podemos crear espacios para el pensamiento solitario y silencioso; o podemos asignar tareas no a grupos, sino a individuos, que luego pueden compartir sus resultados con el resto del equipo. Podemos también dar tiempos libres y minimizar el tiempo que pasamos en reuniones (que al margen de que tipo de personalidad tengas, es mi creencia que ya es demasiado). En definitiva, cualquier decisión que genere espacios para el silencio y el trabajo individual será seguramente bienvenido por personas introvertidas

En síntesis, el libro de Cain nos invita a reflexionar sobre una forma de ver el mundo que no está muy alineada con el pensamiento empresarial occidental, donde los grandes líderes y pensadores están retratados casi siempre como carismáticos, habladores y espontáneos. Y si bien la extroversión es valiosa y necesaria, ésta no puedo opacar o anular el valor de la introversión. Quizá la clave sea obtener un balance entre introvertidos y extrovertidos, que puestos a trabajar juntos no solo arrojen los mejores resultados sino que también puedan explotarlos, venderlos y compartirlos (la manera con la que ilustra este balance, por cierto, es fascinante, pues lo hace contando la historia de Eleanor Roosevelt y Frankling Roosevelt, una combinación perfecta entre introversión y extroversión).

Si todo lo anterior les llama la atención, los invito a leer el libro. Encontrarán allí una explicación detallada de este fascinante tema, soberbiamente documentado y escrito de manera amable y placentera. Cain explora no solo el tema de la creatividad, sino también temas interesantes como liderazgo, relaciones de pareja y educación (tienes un hijo que crees que es tímido y piensas que eso es un problema: corre ya a leer este libro).

Son muchas, en definitiva, las variables que juegan un rol importante en el proceso creativo y Cain nos ha explicado en detalle una de ellas.

Estoy seguro que lo disfrutarán

 


Bonus Track

Manifiesto -> 16 afirmaciones de la autora que no tienen desperdicio

Charla en Ted -> Si bien no es una charla de esas que te dejan boquiabierto, lo que dice es de una verdad absoluta. 

Foto de la portada por HubSpot en Flickr Creative Commons

 

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