El domingo es, entre otras cosas, un día futbolero. Y como tal, me parece un día oportuno para compartir dos campañas brillantes realizadas por Olé Deportivo y TyC Sports, ambos medios de comunicación argentinos especializados en deporte. En las dos campañas se explota la figura del hincha de manera inteligente y divertida. Es comunicación basada en insights, para decirle al estilo “publicitario”.
Por no hacerlo tan largo, cuelgo los spots que más me gustaron y les dejo links para que vean el resto de la campaña. Ambas campañas fueron hechas por Y&R Argentina.
Primero las de Olé Deportivo.
El resto de la campaña la puedes ver acá y acá.
Ahora la campaña de TyC Sports
El resto de la campaña la puedes ver acá y acá.
Ambas campañas me parecen brillantes, pues recogen con humor la esencia del hincha. Son divertidas y memorables, además de relevantes, pues hay que admitirlo, así somos los hinchas.
Cierro con una suerte de “bonus track”.
Hace tiempo le regalé a mi viejo un libro de Eduardo Galeano titulado “El Fútbol a sol y sombra” y que contiene una serie de breves ensayos que el conocido autor uruguayo ha escrito sobre el deporte rey y sus características. Entre ellos, uno de los que más me gusta, es el dedicado al hincha.
Dice Galeano lo siguiente:
Una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio.
Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno.
Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos.
Rara vez el hincha dice: “hoy juega mi club”. Más bien dice: “Hoy jugamos nosotros”. Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música.
Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota; otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que he sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.
No sé a Uds, pero ese texto bien podría haber sido el brief de la campaña.
¡Feliz domingo! y que sus equipos ganen hoy (siempre que no sean de RiBer ;))
Me encantó!
¡Gracias Rosa querida! ¡¡Abrazo grande!!