Derek Sivers es un payaso.
Esa descripción profesional, que a mi siempre me ha causado gracia, esconde el verdadero talento detrás de este interesante personaje, quien además de haber trabajado en un circo, resulta ser, entre otras cosas, un exitosísimo empresario musical.
Lo traigo a este blog porque siento que en el talento de Sivers se puede resumir casi todo lo que hablamos en las tres sesiones del PPT Boot Camp que dictamos con el apoyo de nuestros amigos de Animal Costa Rica, y que acabamos de cerrar el pasado viernes.
Como pueden apreciar, Sivers es un presentador genial, que tiene el particular poder de transmitir una idea de forma poderosa en apenas unos pocos minutos. Repasemos lo que hace a esta presentación una pequeña obra maestra utilizando el mismo esquema que usamos para organizar el taller.
Planificación
Es evidente que Sirvers realizó un trabajo previo importante para transmitir una sola idea, la cual pudiésemos parafrasear en algo como “no existen verdades absolutas”. Es válido asumir que el autor se sentó primero a decidir qué era lo que exactamente quería decir, para luego definir la forma de hacerlo. Su estructura es, como su idea, sólida y sencilla: nos lleva de la mano por un lado del mundo que no nos es familiar (oriente) para demostrarnos que aquello que damos por sentado, en otros lugares ocurre exactamente al revés. Maneja el contraste de manea impecable, sorprendiéndonos en cada nueva lámina. Recurre más a la historia que al dato y no abusa del tiempo: lo que tiene que decir lo dice en un par de minutos. Por último, termina su presentación con fuerza, expresando literalmente la idea que quería transmitir, para que no queden dudas.
Diseño
El uso que hace de las láminas es también brillante y simple. Utiliza al principio el recurso de Google Maps y la iconografía que lo distingue para contarnos dos historias contrastantes. No necesita hacer nada más. Luego nos pasea por fotografías que acompañan su discurso y que potencian la historia que nos está contando. No hay palabras, ni bullets, ni grandes bloques de texto. Su apoyo visual es justamente eso: un apoyo visual.
Delivery
En estricta línea con los dos puntos anteriores, su estilo al presentar es simple pero potente. Empieza con una historia y termina con un dicho que resume su idea. Su forma de hablar es sencilla y alegre. Pero quizá lo más importante es el ritmo y el manejo que hace de las láminas. Esto se nota de manera especial en las anécdotas de las direcciones en Japón y los EEUU. Es tan fluido su manejo de la presentación, que no parece que usara láminas. Sin embargo allí están, con animaciones y transiciones discretas (cero efectos especiales escandalosos que en nada contribuyen a su relato). Al final se siente como si hubiésemos estado tomándonos un café con Derek mientras lo oíamos reflexionar sobre su experiencia en aquellos lejanos lugares.
Yo no dejo de asombrarme cada vez que me paseo por estos 2 minutos 42 segundos. En el taller que dictamos con Carlos Jiménez, nos esforzamos para tratar de convencer a quienes asisten, de que ésa forma de presentar no sólo es la ideal, sino que puede aplicarse prácticamente a toda idea que uno quiera comunicar, independientemente de si se trata de estados financieros o campañas publicitarias.
¿Cuántas cosas no mejorarían si más gente lograra transmitir ideas con la claridad y potencia con que lo hace este señor? ¿Cuántas buenas ideas mueren antes de nacer, atrapadas en un espantoso y confuso documento de Power Point?
Una buena presentación, decimos en el taller, es aquella que logra transmitir una idea haciendo uso de la menor cantidad de recursos posibles. O para decirlo tomando de referencia al gran Julio Cortázar, una buena presentación es como un buen cuento, debe ganarte por knock-out.
Este payaso lo tiene clarísimo.
Foto de portada por Jim Roberts en Flickr