Hace 100 años, nacía en Bruselas Julio Cortázar, uno de los escritores que más me ha impactado. Su obra, mucha de la cual he leído y releído docenas de veces, me sigue pareciendo fascinante, inspiradora y profundamente entretenida.
Hoy, para recordarlo y celebrarlo, quisiera colgar un texto tomado de su libro “Un Tal Lucas” (1979), en el que el gran Cronopio reflexiona sobre una idea con la que he estado un tanto obsesionado y que seguro identificarás si eres lector asiduo de este humilde espacio. Me refiero, desde luego, a la idea de racionalidad y de lo difícil que es para los seres humanos entender quiénes somos y lo que nos pasa.
Lucas, sus críticas a la realidad
Jekyll sabe muy bien quién es Hyde, pero el conocimiento no es recíproco. A Lucas le parece que casi todo el mundo comparte la ignorancia de Hyde, lo que ayuda a la ciudad del hombre a guardar su orden. El mismo opta habitualmente por una versión unívoca, Lucas a secas, pero sólo por razones de higiene pragmática. Esta planta es esta planta, Dorita = Dorita, así. Sólo que no se engaña y esta planta vaya a saber lo que es en otro contexto, y no hablemos de Dorita porque.
En los juegos eróticos tempranamente encontró Lucas uno de los primeros refractantes, obliterantes o polarizadores del supuesto principio de identidad. Allí de pronto A no es A, o A es no A. Regiones de extrema delicia a las nueve y cuarenta virarán al desagrado a las diez y media, sabores que exaltan el delirio incitarían al vómito si fueran propuestos por encima de un mantel. Esto (ya) no es esto, porque yo (ya) no soy yo (el otro yo).
¿Quién cambia allí, en una cama o en el cosmos: el perfume o el que lo huele? La relación objetiva-subjetiva no interesa a Lucas; en un caso como en otro, términos definidos escapan a su definición, Dorita A no es Do-rita A, o Lucas B no es Lucas B. Y partiendo de una instantánea relación A = B, o B = A, la fisión de la costra de lo real se da en cadena. Tal vez cuando las papilas de A rozan delectablemente las mucosas de B, todo está resbalando a otra cosa y juega otro juego y calcina los diccionarios. El tiempo de un quejido, claro, pero Hyde y Jekyll se miran cara a cara en una relación A => B / B => A. No estaba mal aquella canción del jazz de los años cuarenta, Doctor Hekyll and Mister Jyde…
Es literatura, lo sé, pero es imposible pensar que cuando Cortázar pregunta – ¿Quién cambia allí, en una cama o en el cosmos: el perfume o el que lo huele? – está, también, haciéndonos una pregunta importante a los que trabajamos en este mundo extraño del consumo y el mercadeo.
¡Feliz cumpleaños Cronopio!
Me hace acordar a todos los que nos influye sus lecturas https://www.youtube.com/watch?v=bfemeZD0ol0