Dice Harold Bloom, en su libro el Cánon Occidental, que un autor puede considerarse canónico cuando la influencia que ejerce sobre los demás es mayor a la que recibió de otros.
Creo, tomando prestada esa visión de Bloom, que Jobs fue un tipo decididamente canónico. La vida de todos ha sido tocada de algún modo por su enorme ingenio, pero además, y quizá más importante, generó una influencia enorme en el mundo de la computación y el consumo masivo. Esa influencia, espero, hará surgir nuevos emprendedores y tipos arriesgados, que cómo él, sabrán mejorar nuestra forma de trabajar y relacionarnos con la tecnología.
Para cerrar este pequeño post homenaje, quisiera vincular a Jobs con otro tipo brillante que me marcó poderosamente: Julio Cortázar. Los que han leído a Julio saben que él tenía una hermosa definición de genio, condensada en la palabra Cronopio. En el libro en el que da a conocer a esta hermosa especie de seres fantásticos, se lee lo siguiente:
Cuando un cronopio canta, las esperanzas y los famas acuden a escucharlo aunque no comprenden mucho su arrebato y en general se muestran algo escandalizados. En medio del corro el cronopio levanta sus bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que la canción del cronopio es Salomé desnuda danzando para los famas y las esperanzas que están ahí boquiabiertos y preguntándose si el señor cura, si las conveniencias. Pero como en el fondo son buenos (los famas son buenos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cronopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se pone también a aplaudir, pobrecito.
Leo ese texto y pienso inmediatamente en Jobs, en como nos supo sorprender con una visión de tecnología que muchos no alcanzamos a entender en su momento. Imagino a su competidores a veces como famas y otras como esperanzas (las otras dos especies dentro de esta antropología cortazariana) y pienso en el enorme legado que nos deja, el cual quizá, ni él mismo supo dimensionar.
Se fue un enormísimo Cronopio.
¡Gracias por todo Steve!